Como sabemos jefe y subordinado son correlativos, por ello ambos dependen entre sí y ninguno podrá existir sin el otro.
Por ejemplo, no es posible la idea de maestro sin un alumno, y un alumno sin un maestro. Esta correspondencia significa mucho en la vida empresaria.
Igualmente estos agentes son dependientes de su comportamiento, una pequeña alteración en uno de los miembros repercute de forma inmediata en la conducta del otro. En algunos casos, esta implicancia de comportamientos trae consecuencias benéficas, sin embargo, también es posible que se den resultados funestos como por ejemplo; reacciones a disposiciones absurdas, a órdenes injustas, o bien por la acción de simples palabras hirientes.
No debemos olvidar que en el fondo del inconsciente anidan las grandes virtudes del alma: La caridad, la piedad, la consideración, la generosidad, la abnegación y el sacrificio y a su lado se enroscan la serpiente de la envidia, de los celos, del rencor, del odio y de la sed de venganza.
Las puertas del inconsciente son así sumamente vulnerables. Basta un acto, un gesto o una palabra para que se rompan y despierten entonces las bestias dormidas.
Las Modalidades Individuales
En la vida cotidiana los vínculos con nuestros semejantes se dan de acuerdo a las actitudes y rasgos que poseen las personas con las cuales entramos en contacto. Esto es porque cada ser humano exterioriza una serie de formas expresivas las cuales constituyen modalidades
individuales, así tenemos: Gestos, mímica, reflexiones de la voz, actitud corporal, forma de caminar, entre otras.
La Actitud Egocéntrica:
El individuo egocéntrico satisface su propia estimación, es decir, busca el reconocimiento frente a una acción para sentirse satisfecho. Se puede decir que todos sus pensamientos giran en tomo de sí mismo.