Hablar de estrategias genéricas, nos hace pensar en las tres estrategias competitivas descritas por Michael Porter: Liderazgo en costos, diferenciación o enfoque.
La Estrategia de Liderazgo en Costos: Lo que se busca es lograr superar a la competencia al generar bienes o servicios a un menor costo que ésta. Tenemos dos ventajas por mencionar con esta estrategia: En primer lugar, en virtud a sus menores costos, la empresa puede cobrar un precio menor que el de su competencia. En segundo lugar, frente a un aumento en la rivalidad, la empresa posee un mayor margen para poder sostenerse en una situación de guerra de precios.
Por tanto, una empresa que sigue una estrategia de liderazgo en costos expone un bajo nivel de diferenciación de sus productos o servicios, no segmenta el mercado ya que se dirige al consumidor promedio (mercado masivo) y sus habilidades distintivas son la fabricación y administración de los materiales (su punto más fuerte resultan ser las operaciones de la organización).
La Estrategia de Diferenciación: Resulta contraria a la del liderazgo en costos. Esta estrategia se logra al crear un producto o servicio que es percibido por el consumidor como exclusivo o superior a los otros, lo cual genera un incremento del aprecio por parte del consumidor por el producto diferenciado. Esto se traduce en un mayor precio de venta.
Evidentemente, una empresa diferenciadora expone un alto nivel de diferenciación, efectuando un gran esfuerzo por segmentar sus mercados, siendo que sus habilidades se concentran en el Marketing, la Investigación y el Desarrollo.
Entre sus ventajas tenemos: Se genera una lealtad a la marca por parte del consumidor, donde el producto diferenciado crea su propia barrera de entrada al mercado.
La Estrategia del Enfoque o Segmentación: La estrategia implica seleccionar un determinado segmento al cual atender, siendo que una vez seleccionado, se debe proceder a decidir si se va a asumir una tendencia hacia la diferenciación o hacia el liderazgo en costos. Por cuanto, la empresa presentará múltiples características en función del sesgo elegido, diferenciación o costos.
Asimismo, las ventajas de una estrategia de enfoque proceden de la habilidad de la empresa para adaptar la elección de sus habilidades distintivas a los requerimientos de su segmento. Puede ofrecer productos que la competencia no está en condiciones de proporcionar. Es así que los competidores potenciales tienen que vencer la lealtad de los clientes para poder ingresar al segmento del enfocador. Otra ventaja es que éste permanece cerca del cliente y, por ende, puede responder con rapidez a sus necesidades.
Por último, la elección de la estrategia genérica ha de depender del negocio y de las características del mercado. Por otro lado, las estrategias genéricas pueden verse enriquecidas al insertárseles nuevos componentes según las particularidades de cada proyecto.