No es novedad que la globalización mundial, ha traído consigo nuevas realidades económico productivas, nuevos modos en la prestación del trabajo y nuevas tecnologías, que han generado condiciones de trabajo que suponen riesgos laborales nocivos para la salud de los trabajadores, y que como profesionales de la salud laboral tenemos la obligación de controlarlos y mitigarlos.
Si el mundo cambia, por lógica los profesionales también, las medidas y controles en seguridad y salud deberían evolucionar continuamente de manera que sean eficaces para controlar los riesgos que también van evolucionando. Lamentablemente, en la actualidad esto no se da, no estamos conscientes de que las medidas que tomamos ayer ya no son eficaces el día de hoy, y lo que tiene éxito en un lugar no necesariamente es útil en todo lugar, notemos por ejemplo que nuestra legislación nacional en materia de salud y seguridad laboral viene del extranjero y muchas veces no se ajusta a nuestra realidad. Aún nos estamos resistiendo al cambio. Prueba de lo mencionado es que los accidentes y enfermedades ocupacionales, ausentismo laboral, número de personas con incapacidad o secuelas producto de siniestros laborales sigue en aumento. Debido a que no tomamos en cuenta el futuro cercano, cuya mejor evidencia es la aparición de los llamados riesgos emergentes que son aquellos que no existían anteriormente y se dan por estos nuevos procesos, tecnologías cambios sociales u organizativos; aumento del número de factores de peligro que dan lugar al mismo, y otros factores.
Los riesgos emergentes ya los vemos y los daños a la salud que provocan también:
Los avances en tecnologías de información y comunicación, incluidas la inteligencia artificial, uso de ondas de radiofrecuencia, nuevos productos químicos y nanomateriales con repercusiones aún no muy claras en la salud de las personas.
Aparición de los “trabajos verdes” que comprenden una gama de actividades y empleos que contribuyen a la conservación del medio ambiente, ecosistemas y biodiversidad. Que si bien benefician al medio ambiente no significa que sean seguros para las personas.
Uso de materiales renovables como bambú, paja, lana de oveja, y otros que pueden generar elevados riesgos de exposición a alérgenos y microorganismos tales como bacterias, mohos y hongos o endotoxinas. ”Recordemos que no todo lo bueno para el medio ambiente es bueno para la salud de las personas”.
La desaparición del típico del sistema de relación laboral basado en un trabajo prestado de forma indefinida, con una jornada de trabajo predeterminada, generalmente a tiempo completo, predominantemente realizado por trabajador varón han dado lugar a la “aparición” de los riesgos psicosociales como Intensificación del trabajo, elevada demanda emocional, poco equilibrio entre el trabajo y la vida personal que es uno de los riesgos psicosociales emergentes más acentuados. Todos ellos que terminan generando como consecuencia deterioro de la autoestima, ansiedad, depresión, trastornos en el sueño. Y que se traducen en dolor de espalda, fatiga, dolencias musculares y estrés.
¿Cuál sería la solución entonces?
Prepararnos como profesionales, estar abiertos a la innovación, al estudio científico. Debemos estar conscientes que lo que pase en 10 años dependerá en gran medida de lo que hagamos hoy.
Mg. Paola Aragón Terrones
Consultor en Salud Ocupacional, Marsh Rehder
Docente – FIDE, Ciencias de la Salud