En los tiempos actuales, realmente las personas son las que hacen la diferencia entre una organización y otra. Ellos representan la ventaja competitiva ya que los productos y servicios se pueden imitar fácilmente. Para conseguir mejores resultados económicos-financieros, no siempre es necesario mejorar la remuneración o los beneficios otorgados a los colaboradores. Esos mejores resultados traducidos como: Incremento de la productividad, mejor clima laboral, moral más alta y como corolario resultados efectivos, se pueden lograr propiciando una mayor participación, compromiso y orgullo en todas las áreas de la organización. Para lograr todo lo anterior es indispensable reemplazar la vieja jerarquía organizacional autocrática y vertical del pasado por una estructura integradora, flexible, democrática, participativa y fluida a fin de que se pueda reemplazar el “mandar” por el “pedir”. Por ello, es que en las organizaciones exitosas se busca que haya no sólo jefes sino más bien jefes-líderes con principios, honestos y eficaces, que no repitan las estrategias y errores del pasado sino que se replanteen las nuevas oportunidades, desafíos y complejidades que ofrece el futuro. Es decir, jefes-líderes que estén al servicio de los demás, no por el puesto que tengan, sino por ejercer una responsabilidad.
El papel de los jefes-líderes es fundamental en las organizaciones, deben ser personas comprometidas, responsables, motivadoras por excelencia, que saben brindar un trato excelente a sus colaboradores lo que se traduce en una mayor satisfacción del cliente y finalmente en mejores beneficios económicos como consecuencia de una excelente calidad de servicio. El secreto está en tratar a los empleados con respeto y ellos se encargarán de cuidar y engrandecer la empresa. Si queremos que los colaboradores ofrezcan un servicio excelente, es indispensable ofrecerles un liderazgo excelente que genera una excelencia de los empleados, lo cual a su vez, se convierte en satisfacción del cliente por un lado y beneficios económicos por otro lado.
Los problemas empresariales tienen su origen en el liderazgo. No es suficiente que sean buenos jefes sino que es necesario que sean jefes-líderes. No es suficiente con saber gestionar. No dudamos que la capacidad de gestión es fundamental para conseguir buenos resultados, lo que pasa es que no es suficiente para lograr la excelencia. Esta requiere un buen liderazgo y el buen líder es aquel que ayuda a sus colaboradores a dar lo mejor de sí mismos. Los buenos líderes no esperan que los demás les sirvan sino, por el contrario, sirven a sus equipos. A su vez los colaboradores servirán mejor a los clientes y los buenos resultados comerciales llegarán como consecuencia de lo anterior.
Dr. Juan Salazar Huapalla
Director de la Oficina de Extensión y Proyección Universitaria, USMP, Escuela de Gestión de RR.HH.
Docente FIDE, Área Administración y Negocios