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El arte de motivar al personal

El llamado a la acción que nos inspira a actuar en el mundo que nos rodea es motivador. Los incentivos, las recompensas y los refuerzos son ejemplos de motivaciones de origen externo, mientras que las necesidades, los impulsos y los deseos se citan con frecuencia como motivaciones internas de las conductas. Si sabes gestionar los objetivos de la motivación, no es difícil motivar a las personas y equipos que están bajo la responsabilidad de la dirección en las organizaciones.

Motivar y dominar el arte de cambiar la percepción

La principal fuente de motivación, según la perspectiva cognitiva, está asociada a las expectativas respecto a las metas previstas y sus comportamientos. Según esta teoría, cómo se sienten y actúan las personas frente a metas a alcanzar depende de los valores con los que se conectan al anticipar sus efectos y al conectar con las causas que asignan a esos efectos. Fuertes expectativas “positivas”, por ejemplo, podrían conducir a un mayor esfuerzo con la esperanza de lograr un resultado específico. Por otro lado, los resultados anticipados que se ven como “negativos” resultarán en evasión o desinterés.

Debemos tener la capacidad de ejercer el suficiente esfuerzo de forma constante a lo largo del tiempo en relación con un plan de comportamiento específico si queremos lograr con éxito nuestros resultados. Los problemas motivacionales fundamentales con cualquier cambio son:

✔Que la gente quiere obtener un resultado diferente.
✔Que han crecido o adquirido las habilidades necesarias para obtener el nuevo resultado.
✔Que tienen la oportunidad de utilizar las habilidades necesarias para obtener el nuevo resultado.

Es cierto que sólo se puede animar a los que quieren estar motivados. Además, es correcto decir que tener el “poder de motivar” es algo que debe ganarse en lugar de simplemente poder hacerlo.

No es suficiente estar en una posición de liderazgo o tener el deber de inspirar a otros. Además, para motivar a los empleados, la gerencia debe ser vista por ellos como genuinamente interesada en ellos.

Motívate en base a tu percepción personal

Si bien es indeseable que estén ausentes, los factores o motivos externos como la confianza, los lazos afectivos, el compromiso, los desafíos, la compensación adecuada y los incentivos son factores que favorecen un ambiente de trabajo positivo y que motivan a los empleados en general.

Sin embargo, no son suficientes para motivar a las personas porque no todos vivimos los mismos momentos críticos ni compartimos los mismos valores o creencias. Por lo tanto, lo importante no está en los aspectos evidentes u objetivos, sino en cómo los ve cada empleado. Y esta percepción se basa en la estructura mental de cada persona, que está formada, entre otras cosas, por sus creencias y valores fundamentales.

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